La promesa....

Hace mucho tiempo que leí a Luis Sepúlveda, en  la novela en la que un gato y una gaviota hacen mancuerna, pude esbozar de nueva cuenta una sonrisa ante las letras de este escritor, que me llevó a las orillas del mar, de transportarme ante las patas de Zorbas y la loca promesa ante una gaviota, ¡si! el poder enseñarle a volar a una gaviota, si se lee complejo por la condición del felino ante un ave y su tendencia a convertir a la segunda en alimento; en esta historia no fue así, ya que Zorbas aceptó la encomienda que le pedia una gaviota debilitada, moribunda, que  tres promesas, el poder darle la oportunidad a su su hijo para pudiera nacer, crecer y aprendiera a volar, para que a través de el pudiera continuar la ruta que dejo inconclusa por que las circunstancias no le permitieron continuar, si Kengah "la gaviota madre" que se sumergió al mar para pescar un arenque y reponer fuerzas para seguir su viaje desde el río Elba hasta el Canal de la Mancha.... un libro interesante donde se humaniza a los gatos, ratas, gaviotas y hasta un chimpance, que tiene como intención mostrar lo valioso de los valores, pretende que el lector realice un viaje a su interior y de cuenta de la importancia de sus acciones, el poder cumplir con la promesa hecha a otro y que se hace a sí mismo, el establecer la solidaridad y compañerismo para hacer participes a los demás del reto más importante que puede tener un ser humano el ser honesto consigo mismo y responsable por la decisión que tome, el que dependemos de las decisiones de otros para poder ayudar, el que la perfección no es una condición para superar las dificultades y que las diferencias no son limitantes para no alcanzar las metas; la novela de Luis me llevo a al inicio en creer que Zorbas (el gato negro) por su condición de felino, depredador, podría dejar a un lado lo que prometió para poder satisfacer su instinto, pero no todo es como parece.